Sobreadaptación o el Síndrome de la «Niña Buena»: Darlo Todo y Perderse a Uno Mismo
¿Alguna vez has sentido que te esfuerzas demasiado por agradar a los demás, hasta el punto de olvidarte de tus propias necesidades? ¿Te cuesta decir que no, incluso cuando algo no te hace sentir bien? Si es así, quizás estés viviendo lo que se conoce como la sobreadaptación o el síndrome de la «niña buena».
¿Qué es la sobreadaptación o el síndrome de la niña buena?
Este patrón suele darse en mujeres, especialmente en aquellas a las que desde pequeñas se les ha enseñado que para ser aceptadas deben ser obedientes, respetuosas y siempre complacientes. La persona que vive esta situación siente una necesidad constante de quedar bien con su entorno, evitando conflictos a toda costa. Sin embargo, en ese esfuerzo por agradar, muchas veces experimenta un aumento en su ansiedad y una disminución en su bienestar emocional.
Por ejemplo, algunas niñas desde pequeñas prestan sus juguetes o hacen pequeños sacrificios para ser aceptadas en su grupo de amigos. Este comportamiento se vuelve un patrón que continúa en la adolescencia y en la adultez: siempre adaptándose a las opiniones de los demás, con dificultad para decir no, incluso si no está de acuerdo. En las relaciones de pareja, puede ser muy complaciente; en el trabajo, asume responsabilidades que no le corresponden. Con el tiempo, se da cuenta de que, pese a todo lo que da, no se siente mejor consigo misma. Al contrario, se siente más triste, ansiosa o frustrada, porque ha ido delegando su propia identidad y necesidades.
¿Por qué sucede esto?
Las raíces de la sobreadaptación están en la infancia. Muchas veces, desde pequeños, se les ha transmitido que para ser queridas y aceptadas hay que comportarse bien y ser siempre amables con todos. Además, en su entorno emocional, se les ha castigado o minimizado cuando expresaban enfado o rabia, lo que hace que aprendan a reprimir esas emociones.
Este patrón suele ir acompañado de sentimientos de ansiedad y culpa. Cuando ven a alguien en su entorno enojado o distante, piensan que es por ellas, y esto genera pensamientos irracionales y negativos sobre cómo los demás las perciben. Como resultado, tienden a comportarse de manera sumisa y complaciente para reducir esa ansiedad y evitar sentirse rechazadas.
¿Cómo son las personas que viven esta situación?
- Buscan ser queridas, aceptadas y valoradas, creyendo que solo así podrán sentirse bien consigo mismas.
- Tienen mucho miedo al rechazo y al abandono, y piensan que si no cumplen con las expectativas de los demás, serán rechazadas o abandonadas.
- Son amables, respetuosas y siempre están disponibles para ayudar a los demás, dejando sus propias necesidades en segundo plano.
- Tienen dificultad para tolerar críticas, ya que las interpretan como un rechazo personal y temen que esto pueda llevarlas a ser rechazadas o abandonadas.
¿Qué consecuencias tiene esta forma de vivir?
- Muchas veces, no valoran sus propias capacidades y tienen baja autoestima.
- Se exigen mucho a sí mismas, tanto en lo personal como en lo laboral, pero no expresan sus necesidades por miedo al rechazo.
- En algunos casos, aceptan situaciones cuando verdaderamente no quieren hacerlo.
Ir a terapia cuando tienes el síndrome de la niña buena puede ser muy beneficioso porque te ayuda a entender y explorar las razones detrás de esa necesidad de complacer a los demás y de mantener una imagen perfecta. La terapia te brinda un espacio seguro para trabajar en tu autoestima, aprender a poner límites saludables y aceptar tus propias necesidades y emociones sin sentirte culpable.
Algunas estrategias que se pueden trabajar en terapia incluyen aprender a decir «no» sin sentirte mal, identificar y desafiar creencias limitantes sobre tu valor y perfección, y practicar la autoaceptación. También se puede trabajar en desarrollar una mayor autonomía emocional y en entender que no necesitas ser perfecta para ser valiosa. Todo esto te ayuda a sentirte más auténtica y en paz contigo misma. ¡Es un proceso muy enriquecedor!